He aquí una idea interesante. ¿Y si usáramos el mundo como un patio de recreo? ¿Y si nos devolviéramos todo el poder de permitirnos jugar?
No es la primera vez que hablo de esto. Los que habéis practicado conmigo, los que me conocéis o habéis venido a talleres y retiros, lo sabéis. Sabéis la importancia que doy a abrir esos espacios de exploración y juego y lo desafiante que a veces puede ser.
Que como adultos hayamos perdido la capacidad de juego y que todo lo que tenga que ver con romper las normas sociales se defina como «hacer el ridículo» es una gran pérdida para las posibilidades del cuerpo y de la mente humana. Hacer del mundo un patio de recreo es, en cambio, altamente liberador. Hoy te ofrezco una lista de ideas para llevar a la acción.