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Movimiento Natural y Emoción

La única constante es el cambio.

Heráclito

Homeostasis es el equilibrio que todo sistema necesita para sobrevivir, funcionar correctamente y evolucionar. Nuestro cuerpo es un sistema de sistemas que se relacionan constantemente para mantener este equilibrio. La presión arterial, el P.H., los niveles de azúcar, la temperatura, hormonas, oxígeno y dióxido de carbono se ajustan constantemente. El cuerpo responde así a los cambios que ocurren dentro y fuera de él. Que se ajusten constantemente indica que este equilibrio es dinámico. Como dijo Heráclito, “la única constante, es el cambio”.

El cuerpo es un sistema altamente resiliente que puede hacer frente a estos cambios. Además está perfectamente diseñado para que nosotros no tengamos que hacer nada (o casi nada) al respecto. Sin embargo, nuestro cuerpo es un ser natural creado para un estilo de vida bastante diferente al que llevamos actualmente. Entender esto nos permitirá ayudar en este proceso de equilibrio encontrando mayor bienestar y salud en el camino. Hoy hablamos de la relación entre cuerpo y emoción. Al final te doy algunos ejemplos de movimiento natural que puedes aplicar a diario, estés donde estés. 

El sistema emocional está diseñado para mantenernos con vida.

Se han descrito 5 emociones básicas: ira, miedo, tristeza, alegría y asco. (1) Cada una de ellas produce cambios que modulan nuestro comportamiento y nuestras acciones hacia el mundo. Nos permiten sobrevivir ya sea luchando contra la amenaza, huyendo, quedándonos quietos o acercándonos a lo que nos hace bien. Las emociones generan cambios en el cuerpo, afectan a las vísceras y a la activación muscular. Podemos decir que las emociones tienen su propio movimiento.

Si al cruzar la calle viene un coche rápido hacia ti, te apartas corriendo. Cuando comes algo en mal estado, lo escupes. Si alguien inesperadamente da un golpe fuerte o grita, diriges la mirada hacia donde viene el sonido. La reacción es rápida. Tu vida no puede depender de que valores si es necesario reaccionar o no. Una vez la amenaza haya pasado podrás analizar la gravedad del asunto con calma.

Los encargados de dar estas respuestas son el sistema límbico y autónomo. Este sistema es antiguo y nos mantiene con vida a humanos y animales desde hace milenios. En un momento de estrés tu sistema nervioso indica que es necesario:

  • Segregar hormonas de estrés y cortisol.
  • Acelerar el ritmo cardíaco de modo que más sangre pueda llegar a músculos en brazos y piernas.
  • Respirar más rápido.
  • Espesar la sangre y aumentar la presión sanguínea.
  • Agudizar todos los sentidos.
  • Tensar la musculatura.

Estos cambios pueden hacer que:

  • Tu fuerza y resistencia aumenten.
  • La capacidad de reacción sea más rápida e instintiva, sin pensar.
  • Tu capacidad de concentrar tu atención se eleve.
  • Puedas correr más rápido y luchar con fuerza extraordinaria.
  • Tomes riesgos que no tomarías en estado de calma.
  • La coagulación de la sangre te protege en caso de hemorrágeas y heridas.
  • La temperatura y sensibilidad en manos y pies disminuirá.

Hay casos en los que madres han salvado a sus hijos de situaciones extremas y describen: «saqué fuerzas que no sabía que tenía.» Sin embargo, amenazas menos extremas ocurren a diario. Un despido, facturas costosas, las noticias, tu hijo de 4 años que no quiere ponerse los zapatos cinco minutos antes de ir al cole, la fecha límite para acabar un proyecto, hablar en público o un atasco antes de una reunión importante… Como seres humanos los insultos que dañan nuestro ego pueden reproducir respuestas parecidas ya que el ego forma parte de lo que identificamos como nosotros.

El cuerpo es altamente resiliente y puede hacer frente a estos cambios.

Sin embargo, ninguno de nuestros sistemas está preparado para vivir largo tiempo en condiciones de amenaza. En un estado natural estos cambios se resuelven en 20 o 30 minutos. Una vez hemos actuado y pasada la amenaza volvemos a los niveles de reposo y calma. A veces, hay situaciones estresantes que se mantienen en el tiempo; dificultades económicas, situaciones de trauma o el miedo a perder un trabajo. Además, como seres pensantes, pensamos en el pasado y en el futuro. Esto mantiene la sensación de amenaza durante más tiempo.

Hoy vivimos vidas sedentarias y los pactos sociales de cada cultura inhiben parte de la respuesta corporal natural. Nuestra musculatura cuenta con lectores de tensión y activación. Es así como nuestro sistema nervioso central puede reconocer el estado en el que nos encontramos. Seamos conscientes o no, la postura y la tensión que sostenemos sigue indicando al SNC que estamos en alerta.

El estrés es una reacción natural a algo que percibimos como un peligro. Sin embargo, el estrés crónico y sostenido en el tiempo puede llegar a agotar al cuerpo. Insomnio, dolor crónico, irritabilidad, agotamiento, dolores de cabeza, problemas digestivos… El manejo del estrés es altamente beneficioso para nuestro bienestar. Hay muchas cosas que podemos hacer para ello. Como parte de este estrés se queda contenido en la tensión muscular, el movimiento natural puede ser un gran aliado. 

Pandicular

La pandiculación es un movimiento natural que animales y humanos compartimos. A nivel básico es lo que llamamos desperezarnos o lo que hacemos cuando nos estirarnos al levantarnos de la cama. Los animales en libertad pandiculan una media de 30 o 40 veces al día. Los animales en cautividad lo hacen menos de 10. El ser humano puede ser el animal menos naturalizado de todos. Es fácil olvidar que tenemos una herramienta tan valiosa y accesible. Piensa en ello como un bostezo corporal.

Beneficios

  • La pandiculación resetea la longitud del músculo a la posición de descanso.
  • Pandicular puede restaurar el nivel de energía.
  • Relaja al sistema nervioso devolviendo un estado de calma.
  • Aporta información sensitiva consciente de modo que reparemos la pérdida de conexión corporal.
  • No usa el esfuerzo ni la tensión y no requiere mucho tiempo.
  • Se puede hacer en cualquier lado independientemente de la edad y la forma física.

Si pasas muchas horas concentrada, o realizando trabajo mental intenso, tu cuerpo percibe que estás en estado de alerta. Al estar constantemente estimulados desde afuera perdemos la conexión con la necesidad interna de movimiento y descanso. Encuentra lugares donde puedas pandicular a diario. Recuerda, no tiene una forma específica, sigue la sensación corporal de placer. Tu cuerpo ya sabe hacerlo, deja que lo haga. Con la práctica, te darás cuenta de cuando tu cuerpo necesita este movimiento que a menudo incluye bostezos. Hazlo y observa tu estado antes y después. 

Temblar y Agitarse

Sacudirse y temblar es otra cosa que hacen los animales para resetear al sistema nervioso. En un estado de estrés hay tensión muscular que nos sirve para actuar con rapidez y fuerza. Si nos quedamos quietos, la tensión muscular seguirá presente estimulando una respuesta de alerta. Imagínate sentada en el sofá mirando la pantalla del móvil, leyendo noticias o navegando por las redes sociales. Tu sistema nervioso está reaccionando a todo lo que ves sin embargo, tu postura inhibe la respuesta física de movimiento.

Deja el móvil a un lado y sacude todo el cuerpo durante 5 minutos. Agita el cuerpo de pies a cabeza. Cuando agitamos cada parte del cuerpo movilizamos la musculatura en posición relajada y nos deshacemos de energía contenida. Hazlo y observa tu estado antes y después.

Cómo hacemos las cosas es más importante que las cosas que hacemos

Para regularte puedes hacer muchas cosas: darte un baño relajante, un masaje, pandicular, meditación, yoga o una clase de spinning. Pero si sigues pensando en todo lo que te frustra, te enfada o te da miedo, seguirás en alerta. ¿Qué hacer entonces? Cuando vayas a correr, corre. Siente el cuerpo moverse y respirar. Cuando pandicules escucha la voz del cuerpo diciéndote lo que le apetece hacer. Cuando te agites, imagina que agitas y sueltas todo lo que remueve esa cabecita. Baila, juega, mueve el cuerpo y disfruta de lo que haces en el momento, incluso si es solo por 15 minutos.

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